lo
que creemos son las capas superficiales sin sospechar
que
la meta siempre es el camino, la meta y el medio,
son
uno, como el TAO. La primera herramienta para esta
intuición
directa del ser, es la razón, pero acompañada
por la fe. La razón nos conduce a las
mismas puertas
del cielo, pero cruzarlas es un acto de fe, valor y
coraje,
pero fundamentalmente de amor. Esta fe nacida
íntimamente del amor es el motor de toda voluntad, y
este amor es la verdad misma, el conocimiento verdadero
que es inseparable del ser.
Cuando tu amor no tenga
explicación alguna, no sea
comprendido ni
comprensible, aún para ti mismo ; ni
observable, ni admirable
,entonces eso es lo que tú eres,
“Tú eres
eso” , más allá del efecto y de la causa.