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Parmenides de Elea    A) Proemio   1. (28 B 1, 1-32) SEXTO EMP., Adv. Math. , VII 111 y SIMPL., Del Cielo 557,28: "Las yeguas que me llevan tan lejos como mi ánimo alcance me transportaron cuando, al conducirme, me trajeron al camino, abundante en signos, de la diosa, el cual guía en todo sentido al hombre que sabe. Ahí fui enviado, pues ahí me llevaban las yeguas muy conocedoras, tirando del carro, y las doncellas iban delante en el camino. Los ejes en los cubos <de las ruedas> despedían un sonido sibilante agudo y chispeante (pues era acelerado por dos ruedas bien redondas por ambos lados), cuando con prisa me condujeron las doncellas Helíades, tras abandonar la morada de la Noche, hacia la luz, quitándose de la cabeza los velos con las manos. Allí están las puertas de los senderos de la Noche y el Día y en torno a ellas un dintel y un umbral de piedra. Ellas mismas, etéreas, están cubiertas por grandes hojas, de las cuales Diké, la de abundantes penas, guarda las llaves de usos alternos; hablándole con dulces palabras, las doncellas la persuadieron sabiamente para que el cerrojo asegurado quitara pronto de las puertas; entonces éstas abrieron sus hojas en gigantesco bostezo, con lo cual las jambas, muy labradas en bronce, una tras otra giraron en los goznes, provistas de bisagras y pernos. Allí, a través de ellas, las doncellas, siguiendo la ruta, derecho guiaron al carro y las yeguas. Y la diosa me recibió benévola, tomó mi mano derecha entre la suya, y me habló con estas palabras: «¡Oh joven, que en compañía de inmortales aurigas y las yeguas que te conducen llegas hasta nuestra morada, bienvenido! Pues no es un hado funesto quien te ha enviado a andar por este camino (está apartado, en efecto, del paso de los hombres), Sino Temis y Diké. Y ahora es necesario que te enteres de todo: por un lado el corazón inestremecible de la verdad bien redonda; por otro, la opinión de los mortales, para la cuales no hay fe verdadera. Pero igualmente aprenderás también tales cosas; cómo las apariencias pasando todas a través de todo, deben lograr la apariencia de ser.»"   B) El discurso de la Verdad 2. (28 B 2, 1-2; 28 B 2, 3-8) PROCLO, Timeo I 345, 18- 20; SIMPL., Fís. 116, 28- 32 a 117, 1 y (28 B 3) PLOT., V 1, 8: "Pues bien, te diré, escucha con atención mi palabra, cuáles son los únicos caminos de investigación que se puede pensar; uno: que es y que no es posible no ser; es el camino de la persuasión (acompaña, en efecto, a la Verdad ); el otro: que no es y que es necesario no ser. Te mostraré que este sendero es por completo inescrutable; no conocerás, en efecto, lo que no es (pues es inaccesible) ni lo mostrarás." "Pues <sólo> lo mismo puede ser y pensarse."   3. (28 B 6, 1-2; 28 B 7, 1-2; 28 B 6, 4-9) SIMPL., Fís. 86, 27-28; 143, 31 a 144, 1; 117, 5 y 8-13: "Se debe decir y pensar lo que es; pues es posible ser, mientras que <a la> nada no <le> es posible <ser>. Esto te ordeno que muestres. Pues jamás se impondrá esto: que haya cosas que no sean. Pero tú aparta el pensamiento de este camino de investigación ........... en el cual los mortales que nada saben deambulan, bicéfalos, de quienes la incapacidad guía en sus pechos a la turbada inteligencia. Son llevados como ciegos y sordos, estupefactos, gente que no sabe juzgar, para quienes el ser y no ser pasa como lo mismo y no lo mismo." 4. (28 B 7, 3-6) SEXTO EMP., Adv. Math. VII 111: "Ni te fuerce hacia este camino la costumbre muchas veces intentada de dirigirte con la mirada perdida y con el oído aturdido y con la lengua, sino juzga con la razón el muy debatido argumento narrado por mí." 5. (28 B 8, 1-51) SIMPL., Fís. 145, 1-28 y 146, 1-24: "Un solo camino narrable queda: que es. Y sobre este camino hay signos abundantes: que, en tanto existe, es inengendrado e imperecedero; íntegro, único en su género, inestremecible y realizado plenamente; nunca fue ni será, puesto que es ahora, todo a la vez, uno, continuo. Pues ¿qué génesis le buscarías? ¿Cómo, de dónde habría crecido? De lo que no es, no te permito que lo digas ni pienses, pues no se puede decir ni pensar lo que no es. ¿Y qué necesidad le habría impulsado a nacer antes o después, partiendo de la nada? Así es forzoso que exista absolutamente o que no <exista>. Jamás la fuerza de la fe concederá que de lo que es se genere algo fuera de él, a causa de lo cual ni nacer ni perecer le permite Diké, aflojándole las cadenas, sino que lo mantiene. Pero la decisión acerca de estas cosas reside en esto: es o no es. Ahora bien, está decidido, como lo <exige> la necesidad dejar un <camino>, impensable o innombrable, (ya que no es un verdadero camino), y <admitir> el otro que existe y es verdadero. ¿Cómo podría ser después lo que es? ¿Cómo se generaría? Pues si se generó, no es, ni <es> si ha de ser en algún momento futuro. De tal modo, cesa la génesis y no se oye más de destrucción. Tampoco es divisible, ya que es un todo homogéneo, ni mayor en algún lado, lo que impediría su cohesión; ni algo menor, sino que todo está lleno de ente; por ello es un todo continuo, pues el ente se reúne con el ente. Pero inmóvil en los límites de grandes ligaduras existe sin comienzo ni fin, puesto que la génesis y la destrucción se pierden a lo lejos, apartadas por la fe verdadera. Lo mismo permanece en lo mismo y descansa en sí mismo, y así permanece firme en su posición; pues la poderosa necesidad lo mantiene en las ligaduras del límite, que lo rodea en su torno. A causa de lo cual al ente no le es lícito ser inacabado, pues no carece de nada; si <careciera de algo> el ente, carecería de todo. <Lo que> puede pensarse es lo mismo que aquello por lo cual existe el pensamiento. En efecto, fuera del ente --en el cual tiene consistencia lo dicho-- no hallarás el ente. Pues no hay ni habrá nada ajeno aparte de lo que es; ya que el Hado lo ha forzado a ser íntegro e inmóvil; por eso son todo nombres que los mortales han impuesto, convencidos de que eran verdaderos: generarse y perecer, ser y no <ser>, cambiar de lugar y mudar de color brillante. Pero puesto que hay un límite último, es completo en toda dirección, semejante a la masa de una esfera bien redonda, equidistante del centro en todas direcciones; pues es forzoso que no exista algo mayor ni algo menor aquí o allí. No hay en efecto, no-ente que le impida alcanzar la homogeneidad, ni ente que de algún modo sea aquí o allí mayor o menor, ya que es por completo incólume; igual por todos lados, se encuentra en sus lados. Con esto termino el discurso fidedigno y el pensamiento acerca de la Verdad. "  
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Dr. Gustavo Schneider info@nodualismo.com.ar Telfax: 5411-2247-2643 www.nodualismo.com.ar