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Uso Teórico de la Razón     Crítica de la razón pura: Dialéctica trascendental. " La Dialéctica Trascendental examina la facultad de la razón y trata de la posibilidad de la metafísica como ciencia. La pregunta que se intenta contestar es ¿Son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica? La razón es la facultad que reduce la multiplicidad de los conceptos puros del entendimiento a un número mínimo de principios.   La razón es la facultad de la unidad de las reglas del entendimiento bajo principios. La razón intenta unificar lo dado por el entendimiento en unidades supremas. Por ello Kant denomina a esta facultad "la facultad de los principios". La razón conecta unos juicios con otros, siguiendo la estructura del silogismo, para formar razonamientos. Dichos silogismos, relacionan la condición que se establece en las premisas con lo condicionado que se infiere en la conclusión. Los silogismos presentan la siguiente estructura: Premisa mayor: regla general o mayor Premisa menor: conocimiento que se halla bajo la condición de la regla. Conclusión: aplicación de la regla a este caso. Veamos unos ejemplos de uso de los silogismos: Todos los hombres son mortales- premisa mayor Todos los investigadores son hombres-premisa menor Conclusión: todos los investigadores son mortales-conclusión En su uso puro, la razón tiende a subordinar la condición que aparece en la premisa mayor (Todos los hombres son mortales) a una condición todavía más general, convirtiéndose en condicionado de ésta. Esto se denomina prosilogismo o silogismo reductivo. Todos los animales son mortales todos los hombres son animales Conclusión: Todos los hombres son mortales Hemos dado un paso más en la generalización. Todos los vivientes son mortales todos los animales son vivientes Conclusión: todos los animales son mortales En virtud de este movimiento reductivo, la razón tiende hacia una condición incondicionada, intentando reducir todo a una unidad superior e incondicionada denominada " idea trascendental ." Las ideas trascendentales son conceptos puros de la razón a priori y significan la unificación de todos los conocimientos del entendimiento mediante su remisión a unos principios primeros y condicionados que constituyen el límite de nuestro conocimiento posible. Tres son las ideas o unidades límites de la razón pura: Alma: idea que unifica todos los fenómenos de la experiencia interna Mundo: idea que unifica todos los fenómenos de la experiencia externa Dios: idea que unifica los fenómenos de la experiencia interna (alma) y externa (mundo). Alma, mundo y Dios, son ideas que no se adquieren por intuición sensible alguna ni hacen referencia alguna a la experiencia o a la realidad fenoménica. Por eso, mediante estas ideas no conocemos nada. Podemos pensar en esas unidades, pero no conocerlas , porque son precísamente el límite donde nuestro conocimiento ha de detenerse. El límite del conocimiento es el límite de la experiencia posible .   ANTINOMIAS Y PARALOGISMOS Según Kant, cuando aplicamos las ideas de la razón pura a la cosmología aparecen antinomias o proposiciones que son, a la vez, falsas y verdaderas. Por ejemplo, la afirmación de que el mundo tiene un comienzo en el espacio y en el tiempo: si ésto fuera verdad, el espacio y el tiempo tendrían que provenir de una nada anterior, lo que suponría la antítesis de lo que se quería demostrar: que el mundo no tiene comienzo en el espacio y en el tiempo. Pero, si ésto último fuera verdad, no podría hablarse de un acontecer en el universo, acontecer que requeriría un comienzo y un fin. Por paralogismos entiende Kant falsas conclusiones que surgen cuando aplicamos las ideas puras de la razón a la psicología racional. Son proposiciones que no tienen como materia una intuición sensible, por lo que trascienden la posibilidad de toda experiencia. Un paralogismo es confundir la unidad del Yo pienso con la unidad trascendental del yo como substancia simple y como personalidad (alma).   CONCLUSIÓN A la pregunta de si son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica Kant responderá negativamente. La metafísica no es posible como ciencia, pues la razón encuentra paralogismos y antinomias y no conocimiento. Sin embargo, esto no quita todo valor a la metafísica: la función de ésta ha de ser metodológica y reguladora: expresa el ideal del hombre de seguir avanzando en el camino del conocimiento, a la vez que le fija un límite donde detenerse . Es uno de los grandes pensadores dela historia. Es alemán. Nació y murió en la ciudad alemana de Königsberg. Su vida es de gran austeridad, de dedicándose a la filosofía por entero. Hombre metódico y sistemático donde los halla (se cuenta que la gente ajustaba sus relojes a la hora en que Kant salía a dar su paseo diario). Sin embargo, no dejó de interesarse por acontecimientos decisivos de su tiempo como la Revolución Francesa. Después de todo era un ilustrado. Fruto de sus reflexiones sobre este tema es un bello panfleto llamado Qué es la ilustración. Kant comenzó interesándose por las ciencias y de hecho su tesis de doctorado la hizo sobre la física de Newton. Esto supuso su punto de partida para una vasta obra. Con dos ejes de reflexión, el conocimiento y la moralidad. En ambos casos trato de superar la dicotomía racionalismo-empirismo y aportar una  filosofía que recogía lo mejor de ambas tradiciones. Lo que a él le interesa, para resumirlo mucho, es más que el conocer cosas o descubrir cosas, pues para ello se habría dedicado a la ciencia, analizar las condiciones que hacen posible el conocimiento y la moralidad. Puesto que conocemos y actuamos hay que estudiar las condiciones de que sea así. Y a ello le dedicó sus tres grandes críticas, Crítica de la razón pura (el conocimiento), Crítica de la razón practica (la moral) y Crítica del juicio (la belleza). Y muchas otras de otra índole. Por poner un ejemplo, una sobre la paz de gran belleza, La paz perpetua. Ni que decir tiene que su influencia pervive hoy día.     Crítica de la razón                                                                   Kant fue quien definió claramente los perfiles que habría de tener la razón ilustrada, uno de cuyos objetivos será el de sacar a los humanos de su minoría de edad mediante la actividad crítica. Esto significa someter al tribunal de la razón tanto nuestro conocimiento como nuestro comportamiento, nuestro saber y nuestros valores morales. En el siglo XVIII, en la época de la Ilustración , a cuya corriente Kant perteneció (aunque la Ilustración fue sobre todo francesa también hubo ilustrados de otros países, especialmente ingleses y alemanes). En un librito titulado Qué es la Ilustración describe Kant la situación “minoría de edad” de los humanos, en el sentido de hallarse sometidos a fuerzas como la tradición, la ignorancia, la superstición o las autoridades de todo tipo. Esto hace suspirar al filósofo por la necesidad de una liberación de esa situación, de atreverse el hombre a usar su razón, entrando en la mayoría de edad. De este modo, las dos grandes dimensiones de nuestra existencia, el conocimiento y la acción, saber y actuar, son analizadas por igual por el filósofo alemán con las armas de la crítica y el análisis. La máxima de la ilustración es la pensar por sí mismo.    Idea de filosofía                                                                        En consecuencia con los ideales de la ilustración Kant va a desarrollar un concepto de razón pura que integre ambas dimensiones, el conocimiento y el comportamiento. En cuanto al conocimiento se propone analizar los principios que lo rigen, sus fundamentos y sus límites, las leyes lo gobiernan y los fines últimos que se propone. Del mismo modo estudiará el comportamiento humano, las leyes y principios que lo regulan desde la óptica de la acción moral libre, característica de los humanos.   Kant integra esta doble dimensión en 4 grandes interrogantes:   1/¿Qué puedo conocer?, donde busca los principios y límites del conocimiento científico y de la naturaleza. La respuesta a esa pregunta corresponderá a la metafísica a través de su obra Crítica de la razón pura 2/¿Qué debo hacer?, que busca establecer los principio y límites de la acción moral y la libertad humanas. A esta pregunta responderá la moral mediante su obra Crítica de la razón práctica.  3/ ¿Qué me cabe esperar?, reflexión acerca del destino último del ser humano y sus posibilidades de realización. La respuesta a la misma corresponde a la religión. 4/ Qué es el hombre?, pregunta que engloba las tres anteriores, pues para Kant ni las preguntas ni las disciplinas que las tratan se hallan desvinculadas de las demás sino que se apoyan entre sí en un proyecto global de filosofía. La filosofía es entendida como la ciencia de que relaciona todos los conocimientos sobre la base de los fines esenciales de la razón humana.    En definitiva, para Kant, la filosofía ha de poner la razón al servicio de una humanidad más libre y más justa.      [2] La crítica de la razón pura (¿Qué puedo conocer?)   Racionalismo y empirismo Kant trata de dar respuesta a la pregunta ¿Qué puedo conocer? en la Crítica de la razón pura. En ella analiza los principios y fines del conocimiento, sus fundamentos y sus límites.    Los dos grandes sistemas filosóficos, racionalismo y empirismo se hallaban enfrentados respecto a los fundamentos del conocimiento. Para los racionalistas, con Descartes a la cabeza, la razón era autosuficiente para construir el saber. Tenían una fe inmensa en la capacidad deductiva de la razón, pensando siempre en las matemáticas como modelo de saber. Desconfiaban de la percepción y de la observación, remontándose a la tradición griega de Parménides, Pitágoras y Platón. Todos ellos desconfiaban del conocimiento proporcionado por los sentidos. En el caso de los empiristas, era todo lo contrario, pues atribuían a la percepción el mayor valor en el conocimiento, relegando a la razón a un segundo plano, a un papel casi pasivo. Todo lo más admitían en la razón una función asociadora de ideas, pero nunca un papel activo en la producción de conocimiento. De este modo, con Hume, el empirismo caerá en el escepticismo, al quedar reducido a mero fenomenismo (cosas que aparecen o se muestran a los sentidos).   La opinión de Kant era diferente. Para él la percepción y la razón son necesarias en el conocimiento. Sólo que utiliza los términos de sensibilidad y entendimiento para referirse a ellos. Ambas serán las fuentes de nuestro conocimiento. Y son por igual necesarias; si fallara una no habría auténtico conocimiento (como ves parece dar la razón a ambos a la vez, sintetizando, en cierto modo, el punto de vista de racionalistas y empiristas). La función de la sensibilidad es la de recibir impresiones, la de percibir. La del entendimiento es más activa pues debe ordenar y organizar esas impresiones para que tengan sentido y se produzcan los conceptos. Podríamos decir que una aporta la materia prima del conocimiento, la sensibilidad, y el otro da forma y estructura esa materia; una constituye la materia del conocimiento y el otro la forma.    De todos modos, antes de llegar a esta visión un tanto integradora de ambas posturas, Kant había sido primero racionalista y luego empirista. Del racionalismo le alejó la filosofía de Hume, que él considera un descubrimiento. Llega a decir que el filósofo británico le sacó de su sueño dogmático. Entonces llegó a ser tan empirista que estaba convencido de que nuestro conocimiento no puede ir más allá de la experiencia. Pero poco después se dio cuenta de que no es así, de que hay conceptos que no tienen su origen en la experiencia pero que sólo se pueden aplicar dentro de ella. No tienen aplicación al margen de nuestra experiencia. Es decir, hay ciertos conceptos conceptos que el entendimiento parece producir espontáneamente sin haberlos percibido. Por ejemplo, los de sustancia, causa o necesidad.    El problema de la metafísica En su obra Crítica de la razón pura analiza Kant el problema de la metafísica. Quiere saber si es o no una ciencia con el mismo rango que la física o la matemáticas. La metafísica se plantea ciertos temas que trascienden (van más allá) de las cuestiones físicas, como indica su nombre. Cuestiones como el conocimiento sobre Dios, la inmortalidad del alma o la libertad son algunos de las que tradicionalmente se había planteado. Y sobre todas ellas no había el menor consenso ni progreso, si se compara con otras ciencias. Los metafísicos ni se ponían de acuerdo sobre sus conclusiones, ni se veía un avance o progreso en sus teorías. Kant se propone, de una vez por todas, dilucidar si es o no es una ciencia   Pero para saber si la metafísica es una ciencia primero habrá que conocer los requisitos que se requieren para que algo sea una ciencia. Kant se pregunta cómo es posible la ciencia, cuales son las condiciones que hacen posible la ciencia. Y si la metafísica se ajusta a estas condiciones, entonces será una ciencia; de lo contrario, no lo será.     El conocimiento científico Al investigar las condiciones que hacen posible el conocimiento científico Kant encuentra dos tipos de condiciones:  HYPERLINK "javascript:Ventana3('')" empíricas y  HYPERLINK "javascript:Ventana4('')" a priori. Las primeras provienen de los sentidos, de nuestra percepción. Y son particulares y contingentes (posibles, que pueden darse o no). Las segundas son diferentes. Por ejemplo el que yo perciba el libro que tengo delante depende de ciertos datos, como la cercanía hacia él, mi capacidad de visión, etc, etc. Estas son empíricas y dependen de cada uno de nosotros. Pero otras son iguales para todos, universales, necesarias, pues su ausencia haría imposible que percibiéramos. Por ejemplo, el espacio y el tiempo son de este tipo. No puede percibir el libro sin que ocupe un espacio ni hacerlo fuera del tiempo. Son, pues, condiciones universales y necesarias. Y además de eso las condiciones a priori son previas a la experiencia, anteriores a nuestra percepción, pues condicionan a los sentidos: pertenecen a la estructura del sujeto. Son las que decíamos antes que no derivan de la experiencia sino que anteceden a nuestra percepción del mundo, pero sólo encuentra aplicación en el hecho de percibir, en la experiencia. A las condiciones a priori las llama Kant trascendentales, pues hacen posible la experiencia Sin ellas no podríamos experimentar nada del mundo.      Los juicios sintéticos a priori Para Kant la ciencia se expresa mediante juicios (recuerda que son afirmaciones de la realidad y que tienen la forma S+P, sujeto y predicado). De hecho estimaba que las distintas proposiciones científicas podrían reducirse a un conjunto de juicios. Después de todo, los razonamientos se componen de juicios. De este modo, la pregunta por las condiciones que hacen posible la ciencia se convierte en una pregunta sobre las condiciones que hacen posible los juicios.    Kant distingue entre diversos tipos de juicios: a/ Juicios analíticos y juicios sintéticos. Son equivalentes a la verdades de razón y verdades de hecho de Leibniz y a las relaciones entre ideas y conocimiento de hechos de Hume. Los juicios analíticos son aquellos en que el predicado está contenido en el sujeto, por lo que no aumentan nuestro conocimiento, ya que no dicen nada que no esté ya en sujeto ("un triángulo tiene 3 ángulos", "el todo es mayor que las partes"). Los juicios sintéticos sí que amplían nuestro conocimiento, pues el predicado no es parte del sujeto ("la tarde es fría", "los ilustrados eran europeos").   b/ Juicios a priori y juicios a posteriori. Es una división diferente de la anterior, pues corresponde al modo en que podemos saber la verdad de un juicio. En los juicios a priori la verdad es independiente de la experiencia. No se basan en la experiencia, en nuestra percepción del mundo. "Un todo es mayor que las partes" sabemos que es verdad sin necesidad de comprobar experimentalmente los todos y las partes, sino por principio lógico y racional. En cambio en los juicios a posteriori necesitamos acudir a la experiencia para saber si son verdad. Para saber si la tarde es fría hay que verlo en la experiencia. Pues bien, los juicios a priori son universales y necesarios, es decir, no puede haber excepción alguna y han de darse necesariamente. Todo lo contrario que los juicios a posteriori, que son particulares y contingentes.    c/ Todo juicio analítico es a priori y todo juicio sintético es a posteriori. Pero la ciencia no se puede construir con este tipo de juicios, pues los primeros no aportan nada nuevo al conocimiento y los segundos que sí lo aportan lo hacen de un modo particular y posible, y la ciencia debe buscar leyes universales y necesarias, no particulares y contingentes. Por ejemplo, la afirmación científica "los cuerpos se dilatan con el calor" es un descubrimiento experimental, pues nada hay en el sujeto cuerpo que sugiera esa propiedad; pero, además, es universal, válida para todos los cuerpos sin necesidad de comprobar que se cumplen en todos, y necesaria, pues no es de recibo que unas veces se calentaran y otras se enfriaran. En definitiva, es un juicio sintético, pues depende de la experiencia, y también a priori ya que es universal y necesario. Y de este tipo de juicios se compone la ciencia: de juicios sintéticos a priori.   En resumen, hay tres tipos de juicios:   (1) Juicios analíticos a priori, (2)     "      sintéticos a posteriori y (3)     "      sintéticos a priori         La ciencia se compone de juicios sintéticos a priori. Y en consecuencia, la pregunta por las condiciones que hacen posible la ciencia es una pregunta por las condiciones que hacen posible los juicios sintéticos a priori   Estructura de la Crítica de la razón pura Se halla compone de tres partes, cada una con una finalidad distinta y dominada por una fuente de conocimiento, sensibilidad, entendimiento y razón. (1) Estética trascendental: estudia la sensibilidad como fuente de conocimiento y la existencia de juicios sintéticos en las matemáticas. (2) Analítica trascendental: estudia el entendimiento  como facultad del conocimiento y la existencia de juicios sintéticos a priori en la física. (3) Dialéctica trascendental: estudia la razón y las condiciones que hacen posible la existencia o  no de juicios sintéticos a priori en la metafísica; en definitiva si la metafísica es o no es una ciencia.   La estética trascendental Dos son los objetivos de la estética trascendental: a) estudiar las condiciones sensibles del conocimiento, y b) los juicios sintéticos a priori en las matemáticas.    Las condiciones sensibles del conocimiento pueden ser empíricas, que son particulares de cada (como su capacidad de visión, la cercanía a un objeto, etc), y a priori (también llamadas puras). Las puras o priori son el espacio y el tiempo, universales y necesarias, como se dijo antes. Esto significa que cualquier cosa que percibamos ocupa un espacio y la percibimos en un tiempo dado. Nadie puede percibir cosas sin estos factores. Son condiciones necesarias, imprescindibles para captar el mundo. Cuando percibimos algo de fuera de nosotros intervienen tanto el espacio como el tiempo; cuando miramos al interior de nosotros, a nuestra percepción interna, sólo interviene el tiempo como condición necesaria (los contenidos de nuestra mente no ocupa espacio, como los recuerdos, por ejemplo, pero se suceden unos a otras en el tiempo). Así pues, define el espacio como la forma a priori de la sensibilidad externa, y el tiempo como la forma a priori de la sensibilidad externa e interna. Como ves el tiempo es más imprescindible todavía. El mundo lo experimentamos como un proceso en el tiempo y en el espacio. Esto hace que Kant afirme que espacio y tiempo son intuiciones puras, que es lo mismo que decir percepciones a priori. Ambos son percepciones y no conceptos porque son únicos y se dan en el acto de percibir y, sobre todo, porque sin ellos no habría percepción de nada, son condiciones de cualquier acto perceptivo que se de (podríamos decir que acompañan todas las percepciones como si de una sombra se tratara).    Para demostrar la existencia de juicios sintéticos a priori en matemáticas se apoya precisamente en el espacio y el tiempo. La geometría es la ciencia del espacio y la aritmética la ciencia del tiempo (las series numéricas, 1,2,3,...n, se suceden el tiempo). Por ello, las matemáticas formulan juicios sintéticos a priori porque se apoyan en el espacio y el tiempo como intuiciones puras. Hacen afirmaciones, juicios, sobre  percepciones espacio-temporales (la imagen de un triángulo, por ejemplo). En sus procesos perceptivos interviene el espacio y el tiempo como sustrato de la matemática.   La analítica trascendental Si la estética estudiaba las condiciones sensibles del conocimiento la analítica estudiará las condiciones intelectuales del conocimiento; o, lo que es lo mismo, si la estética estudiaba la facultad de la sensibilidad, la analítica  estudiará la facultad del entendimiento.  Y el entendimiento es la facultad por la que producimos conceptos. Si nuestra mente se limitara a recibir impresiones y sensaciones pero no las ordenara, organizara, estructurara, es decir, no las entendiera, no habría conocimiento. Y este proceso de ordenar y estructurar el material sensible no es otra cosa que referirlo a algún concepto, que es los que nos hace entender lo que percibimos. Es por ello que el entendimiento es la facultad de crear conceptos. Imagínate que estas en el campo y alguien te dice que le entregues una margarita; si no supieras lo que es, es decir, no tuvieras el concepto de ella, podrías tenerla delante y no verla. Si te fijas referir percepciones a un concepto lo hacemos mediante un juicio (decimos, esto es un libro, esto es una margarita, etc.). Así pues, puede considerarse también al entendimiento como la facultad de los juicios.    Al igual que en la sensibilidad también aquí hay dos tipos de conceptos, empíricos (o a posteriori) y puros (o a priori). Los conceptos empíricos provienen de nuestra experiencia, como los de libro o margarita. Y los puros los genera de modo espontáneo nuestro entendimiento, no los extrae de la experiencia. Al contrario, son la condición de de ella, son necesarios a ella (como ocurría con el espacio y el tiempo). A estos conceptos puros los llama Kant  HYPERLINK "javascript:Ventana5('')" categorías Hay doce categorías, algunas muy conocidas, como la de causalidad, sustancia o existencia . El número de ellas las deduce de los tipos de juicio existentes. Después de todo es en los juicios donde realizamos la operación de ordenar y estructurar las percepciones refiriéndolas a un concepto. A veces las estructuramos de forma causal (si A entonces B), otras de simplemente afirmamos algo (el libro es verde), otras negando (la mesa no es redonda), etc. etc. Lo que hacemos es una síntesis o unificación de impresiones o percepciones al formular cualquier juicio.   Kant clasificó los juicios en 4 tipos y de ahí dedujo otras tantas categorías: CANTIDAD CUALIDAD RELACIÓN MODALIDAD   juicio categoría universales unidad afirmativos realidad categóricos sustancia problemáticos posibilidad   juicio categoría particulares pluralidad negativos negación hipotéticos causalidad asertóricos existencia   juicio categoría singulares totalidad indefinidos limitación disyuntivos comunidad apodícticos necesidad   Los conceptos puros o categorías son condiciones necesarias (trascendentales, las llama Kant) de nuestro conocimiento. Esto significa que en el acto de pensar estamos aplicando categorías. Y estas categorías son vacías, no tienen contenido. Son algo así como unos moldes que posee nuestra mente y en donde encajan o se amoldan las percepciones. Naturalmente estos moldes han de aplicarse a una materia sensible, de lo contrario se aplica a la nada, al vacío y no habrá conocimiento. Si se hace este tipo de aplicación se está haciendo lo que Kant llama uso ilegítimo de las categorías. No se pueden aplicar, pues, fuera de los límites de la experiencia sensible, del marco espacio-temporal. Compara estos ejemplos: si decimos "los alumnos que estudian aprueban", de entrada aplicamos categorías como unidad (por la cantidad, pues decir los es decir todos), realidad (es un juicio afirmativo) y causalidad (podíamos haber dicho "si estudian entonces los alumnos aprueban"). Pero si decimos algo como "los marcianos son verdes" aplicamos categorías a algo de lo que no tenemos impresión (no que no la podamos tener algún día).    El segundo gran objetivo de la Analítica trascendental es la posibilidad de juicios sintéticos a priori en la física. Si tomamos el principio de causalidad, fundamental en la ciencia física, veremos que se basa en la categoría de causa. Aplicamos esta categoría a los objetos de nuestra experiencia para explicarlos. Como tal categoría es a priori, universal y necesaria, luego producirá juicios de la experiencia, sintéticos, universales y necesarios, a priori. Un principio fundamental de la física es que "todo fenómeno tiene su causa". Podemos ver otro ejemplo. Aplicando la primera categoría de cantidad, la unidad, obtenemos otro principio básico de la física como "todo cuerpo es extenso". Y a su vez, afirmando la extensión aplicamos la categoría de cualidad, realidad. Así demuestra Kant que la física es una ciencia porque los juicios de la misma son sintéticos a priori.    El idealismo trascendental Vivimos en un variopinto mundo de colores, formas, sabores, etc. que percibimos. A esto llamamos comúnmente experiencia. En ella tienen aplicación las categorías; no se pueden aplicar fuera de ese marco espacio-temporal porque se haría un uso ilegítimo de ellas. Si se aplican fuera del mismo podemos tener conocimiento, pero no puede decirse que sea científico (aplicado a los marcianos o los espíritus, por ejemplo). Kant llama fenómenos precisamente a este conjunto de elementos resultantes de la aplicación de las categorías a la percepción. Recuerda que fenómeno significa lo que aparece o se muestra. Y si hay algo que se muestra a nuestra sensibilidad y nuestro entendimiento, hay algo que no se muestra, y lo llama  HYPERLINK "javascript:Ventana6('')" noúmeno. De tal modo que los pares fenómeno/noúmeno (o cosa-en-mi/cosa-en-sí, como también los llama Kant) son la base de nuestra posibilidad de conocimiento. Los fenómenos son conocibles porque entran dentro de la sensibilidad, y son la base la formación de conceptos, al aplicar categorías a esos datos sensibles. Y los noúmenos no son objeto de nuestra intuición o percepción (significan lo mismo) sensible, pero sí pueden serlo de supuesta intuición o percepción intelectual. De este modo queda definida un doble sentido del concepto de noúmeno, uno negativo, señalando los límites de nuestro conocimiento sensible, y otro positivo, en tanto que permite un conocimiento por la intuición intelectual. Pero, como Kant reconoce, esto es una contradicción, pues no puede haber percepciones intelectuales (no podemos percibir nada fuera del espacio y el tiempo). Por tanto, nuestro conocimiento queda encerrado en los límites de los fenómenos, de nuestra experiencia. No hay, pues, conocimiento de cosas-en-sí. Como demostrará Kant después las cosas-en-sí tienen su razón de ser en la moralidad, en la razón práctica.   Por lo dicho Kant llama a su filosofía idealismo  HYPERLINK "javascript:Ventana7('')" trascendental, porque el espacio, el tiempo y las categorías son las condiciones que hacen posible nuestra experiencia, nuestro conocimiento de los fenómenos. Estas condiciones no están en las cosas, sino que son a priori, anteriores o previas a ellas. Son parte de la constitución del sujeto, de su estructura. Hacen su aparición en acto de conocer. En resumen, en el acto de conocer intervienen dos tipos de condiciones: empíricas y a priori (categorías y espacio y tiempo).    La dialéctica trascendental En esta tercera parte de la Crítica de la razón pura trata Kant de dilucidar si la metafísica es una ciencia, además de la facultad de la razón, su naturaleza y principios. Sobre la primera cuestión descarta que la metafísica sea una ciencia porque las categorías no tienen aplicación fuera de los fenómenos; de lo contrario se haría un uso ilegítimo de las categorías. No podemos alcanzar las cosas-en-sí, los noúmenos. Sin embargo, el ser humano tiene tendencia a ir más allá de la experiencia y romper la barrera de lo hasta ahora conocido, haciéndose preguntas sobre problemas como el alma o Dios, de naturaleza metafísica. No obstante sus demostraciones encierran paralogismos, razonamientos falsos. Además de antinomias, demostraciones que se presentan como verdaderos y como falsos al mismo tiempo.    Pese a todo, la razón pretende saltar los límites de la experiencia, en busca de lo absoluto o incondicionado. Trata de conectar juicios para elaborar razonamientos cada vez más universales. Pretende unificar los fenómenos físicos mediante teorías de tipo metafísico en busca de cuestiones como la primera causa o la naturaleza última de la existencia, etc. Y es aquí donde entran en juego las ideas. Las ideas a diferencia de los conceptos no tienen base empírica, son propuestas de conocimiento que tratan de romper la barrera de lo conocido para ir más lejos y abrir nuevas cuestiones. Buena parte de nuestros conceptos fueron antes ideas. No hay que confundirlos. Por ejemplo, el volar o el crear un una máquina para ir por debajo del agua, han sido ideas en muchas generaciones del pasado. Especularon con ello (basta acordarse de Leonardo y sus inventos o de las visiones de Julio Verne). Sin ideas no habría habido conceptos. Hay muchas cosas que conocemos, que tenemos conceptos de ellas, pero hay muchas que nos quedan por conocer. Es más, parece que cuanto más conocemos más cosas nos queden por conocer, como si el saber no se agotara nunca. Machado decía aquello de "nuestras horas son minutos cuando esperamos saber y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender"; y el naturalista Spencer utiliza la imagen de una esfera para señalar que nuestro conocimiento equivale a lo que hay dentro de ella, mientras que su superficie representa las posibilidades de conocer; de modo que cuanto mayor es la esfera, más grande se hace la superficie, más cosas nos quedan por conocer. Este aspecto de Kant es verdaderamente interesante porque vio claramente las enormes posibilidades de la razón y de las ideas. El papel de la razón y sus elementos las ideas es penetrar en lo desconocido, romper barreras y proponer nuevos problemas. Y cuando algo se conoce pasa al ámbito de los conceptos. Fíjate que la naturaleza de lo ideal es la no realización, de lo contrario ya es cosa o concepto. Cuando nos proponemos un ideal, si se alcanza ya deja de serlo, pues es real. Ahí termina el papel de las ideas. En definitiva, gracias a la facultad de la razón y a  sus productos, las ideas, podemos penetrar en el oscuro mundo de la cosa-en-sí. Y gracias a ellas, tal vez muchos "habitantes" de lo nouménico llegarán a ser algún día parte de lo fenoménico. Ese es su papel, nada pequeño desde luego.   Resumamos. Tenemos tres facultades, sensibilidad, entendimiento y razón. Y cada una de ellas posee sus elementos correspondientes: intuiciones, conceptos e ideas. Y son estudiadas cada una en una parte correspondiente de la Crítica de la razon pura. Además a cada parte corresponde dilucidar si existen juicios sintéticos a priori en las ciencias  matemáticas, física y metafísica, respectivamente. Y así como las dos primeras demuestra que son ciencias, la metafísica niega que sea una ciencia. Esquemáticamente resulta este cuadro:   PARTE DE LA C.R .P. FACULTAD PRODUCTO CIENCIA   Estética T. Sensibilidad Intuiciones Matemáticas   Analítica T. Entendimiento Conceptos Física   Dialéctica T. Razón Ideas Metafísica   3] La crítica de la razón práctica (¿Qué debo hacer?)      La razón práctica: el conocimiento moral La otra dimensión fundamental del ser humano, el comportamiento, es estudiada por Kant en la Crítica de la razón práctica. No sólo es importante el conocimiento, sino que hemos de saber cómo actuar y a esta cuestión se dedica en esta obra. Hay que recordar que ambas son importantes por igual, que constituyen las dos dimensiones que nos constituyen como seres humanos. Ambas se integran en el concepto de razón pura, donde la actividad racional relativa al conocimiento es llamada por Kant razón teórica (estudiada en la Crítica de razón pura) y la relacionada con el estudio de nuestra moralidad, de nuestra conducta, la llama razón práctica. Razón y teórica y razón práctica son las dos vertientes de la razón pura. La misma razón pero con dos funciones diferentes: conocer y actuar.    Pero entre el conocer y el actuar hay una diferencia fundamental, y es que aquí no se pregunta Kant hasta donde puede llegar nuestro conocimiento, sus límites, sino  qué debemos. No se pregunta qué hacemos sino qué debemos hacer, cómo debemos actuar. Una diferencia de verbo pero muy indicativa. Si nos preguntamos qué hacemos lo que buscamos es describir el modo real de nuestra conducta; pero la cuestión no es cómo actuamos sino como debemos hacerlo, porque de lo contrario si ya lo hacemos así significa que no seguimos planteamiento moral alguno, no hay ideal que seguir. No se trata de conocer cómo es de hecho nuestra conducta, sino como debe serlo. Así pues, si la razón teórica se ocupa del ser, de la realidad, la razón práctica lo hará del deber ser.    Formalismo moral Para conocer mejor la naturaleza de la ética kantiana volvamos  a la diferencia entre lo ideal y lo real. Decíamos que lo ideal se caracteriza por su no realización, pues de lo contrario sería real. ¿Cuál es entonces su función? La explicación es clara, mientras que lo real existe en la experiencia, es algo fáctico, lo ideal no existe en la experiencia, sino que su lugar es el pensamiento, como guía o modelo para la experiencia. El mundo de las ideas no es la realidad física sino la realidad del pensamiento. Por ejemplo, la casa ideal y la casa real son muy diferentes (como el amor ideal y el real). Entre ambas hay una diferencia cualitativa, pero la casa-idea sirve de modelo y guía para la casa-cosa. Y esta es precisamente a naturaleza de los principios morales. Los ideales morales, son ideales, es decir, modelos al que debemos ajustar nuestra conducta. Por se decíamos que el problema de la moralidad no es el de la realidad de nuestra conducta, la que de hecho es, pues sería real, sino la que debe ser. Por lo tanto, en la razón práctica no se trata de juicios de hecho sino de lo que Kant llama  HYPERLINK "javascript:Ventana8('')" imperativo categórico, que no es otra cosa que juicios de estructura similar a los de hecho, sujeto más predicado, pero unidos no con ser sino con deber ser. Por ejemplo, un juicio del tipo "los hombre son razonables" es de hecho; pero si dijéramos "los hombre deben ser razonables" sería un juicio moral. En primer caso, ya son razonables. En el segundo, no. Si la base de la razón teórica es la experiencia, la de la razón práctica son las ideas entendidas como reglas para la experiencia. Mientras que los conceptos son nociones de algo, las ideas son nociones para algo, para una finalidad, que en el caso de la conducta es la realización de un ideal o principio moral. Así pues, el conocimiento moral se formula en imperativos categóricos, juicios del deber ser.   Otra importante característica de la ética kantiana es que es formal y no material. Éticas materiales son aquellas que proponen principios o ideales morales, es decir, que nos señalan criterios sobre lo que es bueno o malo. En definitiva, son éticas con contenido. Por ejemplo, algunos filósofos han propuesto como valor supremo el placer, otros la resignación, otros la rebeldía, otros la utilidad, etc. Kant no pretende añadir un nuevo ideal moral sino que su objetivo es el de estudiar las condiciones que ha cumplir cualquiera de ellas, sea el que sea. Critica a las éticas materiales porque son empíricas, sus principios los deduce de la experiencia, son, pues, a posteriori, y no a priori. En segundo lugar las critica porque sus preceptos o reglas son hipotéticos y no categóricos. Se formulan en un tipo de juicio que no es categórico sino hipotético. Juicios como "si quieres ser feliz debes buscar la utilidad de tus acciones" o "para vivir bien hay que buscar el placer", hacen afirmaciones hipotéticas porque no buscan un fin en sí mismo sino un medio para un fin distinto. En este caso, la utilidad o el placer son medios para un fin que en un caso es la felicidad y en otro vivir bien. El imperativo ha de ser categórico y no hipotético. No debe tener la forma si A entonces B porque es una aplicación del principio de causalidad (la categoría de causa) a un ámbito que no es el suyo. Cualquier ética que proponga un valor supremo, la utilidad, el placer u otro, siempre será hipotética. Y en tercer lugar, critica a las éticas materiales porque son heterónomas y no autónomas, pues imponen desde fuera un precepto a la voluntad de cada uno. Voluntad heterónoma significa que las normas de comportamiento vienen impuestas desde fuera y el sujeto no es autónomo para decidir por él mismo acerca de las normas que guían su conducta.    A la vista de estas críticas se desprende que la ética kantiana es formal. Y se caracteriza por ser a priori, es decir, de principios universales y necesarios; por formularse en imperativos categóricos; y porque la voluntad es autónoma. Por consiguiente, Kant nos propone una ética que no tiene contenido, valor supremo alguno, que no nos dice lo que hemos de hacer sino cómo hemos de actuar, la forma en que debemos obrar. El imperativo categórico expresa una acción que es un fin en sí mismo, no un medio para un fin. Viene dada por el deber. Esto significa que la moralidad radica en el sujeto, en la voluntad, no la acción a realizar: es el sujeto es que es moral o inmoral. Si una persona realiza un acción porque cree que debe de hacerlo obrará de acuerdo a la ley moral; de lo contrario, no lo hará (por ejemplo, ayudar a alguien porque crees que debes hacerlo es una acción moral; pero si se hace esperando esperando obtener algún tipo de beneficio, aunque no sea material, es inmoral). Las acciones no son ni buenas ni malas, es el sujeto.    Si nos fijamos estamos en la misma situación que en el caso del conocimiento, de la razón teórica. Allí lo que estudiaba eran las condiciones que hacían posible el conocimiento, y en la razón práctica el objetivo es el de analizar las condiciones que hacen posible la moralidad. Kant expresó las condiciones de la moralidad en unas máximas. La primera dice lo siguiente: "Obra de tal modo que puedas siempre querer que la máxima de tu acción sea ley universal". Formula de carácter universal aplicable a cualquier ética. Lo importante es que nuestro comportamiento esté guiado por la perspectiva de universalidad y generalización (por ejemplo, cuando haces una cosa, hazte la pregunta de qué pasaría si todo el mundo hiciera lo mismo). Otra formulación de su moralidad es esta: "Obra de tal modo que emplees la humanidad tanto en tu persona como en la de cualquier otro siempre como fin y nunca como medio". Nunca debemos utilizar a otros para beneficiarnos nosotros. No debemos utilizar al prójimo como instrumento para nuestros intereses. De lo contrario, deja de ser persona para convertirse en cosa; deja de ser sujeto para convertirse en objeto. Si la primera aludía a la universalidad de las acciones, ésta lo hace a la finalidad en las mismas.    Postulados dela razón práctica Kant demostró en la Crítica de la razón pura que la metafísica no es una ciencia porque sus problemas no pueden ser conocidos con la razón teórica, con el entendimiento. Se hallan fuera de nuestra experiencia y no pueden aplicarse las categorías. Pero estas cuestiones alcanza en la razón práctica una nueva dimensión. Y es que tanto la libertad, como la inmortalidad del alma como la existencia de Dios Kant los considera postulados de la razón práctica. Un postulado es algo no demostrable por la razón pero necesario para la moralidad.   
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